Es algo que ocurre más frecuentemente de lo que creemos. Nuestro gato está perfectamente acostumbrado a hacer sus cosas en la caja de arena y de repente, sin saber exactamente por qué, olvida ese hábito y nos deja «regalos» por toda la casa.
Generalmente siempre hay una razón para ello, en este breve artículo trataremos de dar un repaso a las más frecuentes.
La caja de arena no es adecuada
Los gatos son animales con un carácter muy fuerte. Si no se sienten a gusto haciendo algo… no lo harán. Es imprescindible que su caja de arena sea de su gusto, o no la utilizará. Un cambio en la arena habitual o en la ubicación de la caja pueden ser motivos suficientes para que la rechace.
Los gatos prefieren por lo general la arena fina y aglutinante. Y, por supuesto, limpia. Si la arena sucia no es cambiada con frecuencia, el gato rechazará ese lugar. También es importante que la cantidad de arena sea suficiente como para que el gato entierre sus deshechos. Ojo, que pueda enterrarlos no es excusa para no cambiar la arena una vez al día.
La caja debe estar lejos de los lugares ruidosos y de paso, en un lugar tranquilo. A los humanos también nos gusta la tranquilidad y el recogimiento en «esos momentos», ¿no es así? En eso los gatos no son distintos.
El estrés y los gatos no se llevan bien
Un cambio importante en la rutina del gato puede ser también un motivo para que pierda sus hábitos en el momento de orinar. Por ejemplo, la introducción de una nueva mascota en la casa, especialmente si se trata de otro gato. Los gatos son bastante individualistas y territoriales. Si se da el caso de meter a otro inquilino en la casa, habrá que disponer su espacio a cada uno de ellos por separado hasta que se acostumbren. Igualmente, cada uno tendrá que disponer de su propia caja de arena en lugares alejados uno del otro.
Otros motivos de estrés pueden ser una mudanza a un nuevo hogar, la alteración de horarios o incluso un simple cambio de muebles.
Este estrés se puede calmar en parte con aerosoles de feromonas hasta que se acostumbre a la nueva situación.
Marcaje del territorio
Entre los cinco y ocho meses de edad los gatos comienzan a marcar su territorio con orina. Se trata de un comportamiento hormonal normal, y no de ninguna disfunción ni problema de salud física o mental de nuestra mascota. Simplemente, el gato intenta proteger su territorio o encontrar pareja. Con el fin de que la señal sea clara, la naturaleza ha dotado a la orina de los gatos de unos componentes químicos que desprenden un olor muy fuerte.
Pero si bien para el gato no es ningún problema… para los dueños ya es otra cosa. No es plato de gusto llegar a casa y encontrarse con las señales que el gato ha dejado esparcidas por todos sus «dominios». La solución en este caso es bastante drástica, y pasa por castrar o esterilizar al felino. Aun así, el éxito solo está garantizado en 9 de cada 10 animales.
Síntomas de alguna enfermedad
Pues sí, también cabe la posibilidad de que nuestro amigo no sufra una leve disfunción temporal del comportamiento, sino que haya causas graves que lo provoquen, como una infección en el tracto urinario, una cistitis intestinal, piedras en los riñones, etc. En este caso se impone la visita al veterinario para que diagnostique cuál puede ser la causa y si requiere atención médica.